Ramiro J. Miret Pérez, nacido en Venado Tuerto el 4 de marzo de 1983, desde ese día vivió en Villa Cañás donde comenzó sus estudios en dibujo y pintura a la corta edad de cinco años con la profesora María Antonia Elisey de Doffi, con quien aprendió a manejar técnicas como pasteles, tintas chinas, lápices, acrílicos y óleos. Con estos últimos es donde más tarde encontraría su campo de acción.
Rindiendo sus exámenes teóricos y prácticos anuales, a sus, apenas, once años cumplió su primer gran meta, ser profesor de dibujo y pintura.
Su carrera artística también se vincularía a la música apenas unos años más tarde, pasando por diferentes bandas e instrumentos hasta que en 2002 armó El Basto donde se desempeñará hasta la actualidad como cantante, guitarrista, letrista y compositor, aun que nunca dejó sus dibujos de lado, ya pasando sus dos décadas cumplidas, retorna a la pintura como medio expresivo y de vida.
En 2005 ingresa en la Escuela Superior de Diseño en Rosario, cuidad donde vivía desde el año 2001, la carrera de Diseño Gráfico lo llevo más cerca de su raíz como ilustrador, sobre todo de la mano de su profesor Javier Armentano.
En 2007 abandona la carrera de diseño para entrar a grabar su segundo disco con su banda de rock y blues (El Basto) en ese mismo año vende sus primeros cuadros y esto deriva a que se le encarguen trabajos cada vez con más frecuencia. Al años siguiente viaja a Europa donde recorre los museos de artistas que estudio en su infancia, reconoce a Van Gogh como el más admirado, aun que sus trabajos no se parezcan demasiado.
Retoma la carrera de diseño en 2009, mientras tanto sigue con sus pinturas y su música. Meses más tarde crea Brocca Estudio Gráfico & Comunicación, su nombre se debe a la parte del cerebro humano, que está involucrada en la producción del habla, en el procesamiento del lenguaje y en la comprensión, justamente a lo que su estudio apunta, comunicar.
En 2011 gana el 1er premio en el diseño de Isologotipo de los 25 aniversario de Villa Cañás declarada ciudad, al mismo tiempo abre su propio salón de tatuajes, La Tattooistería Mr. Jack, lugar donde trabaja desde entonces, aunque siempre se hace lugar para seguir ilustrando, su trabajo como dibujante de la revista La Quica, de tirada mensual, lo deja bien en claro.
Al siguiente año es convocado por la Municipalidad de su ciudad (Villa Cañás) para hacer su primera exposición junto a otros artistas coterráneos y comenzó a incursionar, también, en el arte digital .